En mis sábanas, quedan parte de tu perfume.
En mi cuerpo, sigue temblando mi piel al recordarte  por todas partes.
Me hubiese quedado toda la vida metida entre mis sábanas,
hubiese dejado que el sol declinara en la ventana,
no me hubiese importado más nada
si te hubieses quedado un momento más en mi cama.

Te extraño.
Hagamos el amor una vez más,
y durmamos para siempre
acurrucada entre tus brazos.

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Son las ideas que caen en mi mente gastada,
que por mis hombros resbalan,
enredadas en mi cabello,
pero no se caen si no que se quedan
en mi pies pegadas,
impidiendo que que me mueva,
que avanze, que salte o que frite.

Son ideas que lastiman, que queman,
pero no puedo vivir sin ellas,
aunque ellas no me dejan vivir.