Es lunes y la vida me regala una hermosa mañana de lluvia, cielo gris, y temperatura menor de 30° es este verano ridículamente caluroso.
Lo que más deseo, en realidad, es amanecer junto a vos.
Que se me regale la posibilidad de pasar la noche entre tus sábanas, sin preocuparme por la hora, y quedarme en la cama mirándote a los ojos, donde en realidad esta mi cielo.

No he visto en la vida espectaculo más hermoso que verte dormir.
Tan sereno, tan tentador,
invitas a que te bese cuando estes dormido
o a mirarte sin cansancio hasta que yo misma me quede dormida.



Soy frágil, rompible, quebradiza;
el momento en que me quede sin vos
voy a marchitarme y morir.
Pero no importa, porque al menos mi vida tuvo un propósito
y conoció la felicidad.

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Son las ideas que caen en mi mente gastada,
que por mis hombros resbalan,
enredadas en mi cabello,
pero no se caen si no que se quedan
en mi pies pegadas,
impidiendo que que me mueva,
que avanze, que salte o que frite.

Son ideas que lastiman, que queman,
pero no puedo vivir sin ellas,
aunque ellas no me dejan vivir.