Cuando me acuesto entre tus sábanas, me gusta pensar que soy dueña y señora de ese pequeño universo que habitamos los dos por unos momentos.
Cuando duermo entre tus brazos, me gusta pensar que no va a haber en el mundo mujer que quepa tan bien en ese lugarcito que hay entre tu pecho y tus brazos, y que a mi me calza perfectamente.
Cuando duermo con la cabeza apoyada en tu almohada, me gusta pensar que solamente yo puedo sentir ese perfume delicioso a vos. Puro vos.
Pero cuando me acuesto en mi cama, después de horas de estar retozando en la tuya, pienso en cuanto me gustaria amanecer con vos a mi lado.
Y mientras el sol sale por mi ventana, en lugar de encontrarnos unidos en tu cama, deseo que pronto llegue el día en que pueda dormir con vos toda la noche.
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