4 años.


Hacen ya 4 años de ese primer beso, de esa tarde fría en que al despedirme, te besé. Y fui feliz...
Tan feliz que ahora que lo evoco, sonrío, me alegro. Me alegro de no haberme negado a eso.
Me alegra no haberme detenido a irme con vos esa tarde, me alegra haber hecho caso a esa sensación de mi conciencia que me decía que esto no era malo, me alegra no haber tenido miedo de terminar de acercarme los centímetros necesarios para llegar a tu boca.


Por qué significa esto tanto para mi?
Porque aunque creas que aun era de otro, nunca fui de nadie más que tuya.
Mi adoración por vos no empezó ese momento, llevaba años, y aunque me desvíe por otros caminos, ese beso fue la culminación de lo que más he deseado y anhelado en mi vida. Que vos, solo vos, me beses.
No creo haber deseado algo más o con tanta desesperación.
No recuerdo haber sentido durante tantos años tantas mariposas como con vos.

Sos el amor de mi vida, lo sabes.
Y tengo la felicidad de por decir que estoy con esa persona desde hace 4 años.



Te amo. 
Que sigan muchos años más,
como toda la vida...

O toda la eternidad, tal vez.

Son las ideas que caen en mi mente gastada,
que por mis hombros resbalan,
enredadas en mi cabello,
pero no se caen si no que se quedan
en mi pies pegadas,
impidiendo que que me mueva,
que avanze, que salte o que frite.

Son ideas que lastiman, que queman,
pero no puedo vivir sin ellas,
aunque ellas no me dejan vivir.