Un nuevo año comienza,
una nueva etapa se abre ante mí,
y aunque siento que las pérdidas que he sufrido hasta el momento me dividen el alma en dos,
no puedo evitar sentirme contenta de empezar de nuevo,
de ir a la facultad y vivir.
Pero tenes que saber que no te olvido,
que todavía me afecta tu partida,
porque fue tan repentina, tan sinsentido que duele aún.

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Son las ideas que caen en mi mente gastada,
que por mis hombros resbalan,
enredadas en mi cabello,
pero no se caen si no que se quedan
en mi pies pegadas,
impidiendo que que me mueva,
que avanze, que salte o que frite.

Son ideas que lastiman, que queman,
pero no puedo vivir sin ellas,
aunque ellas no me dejan vivir.