Cómo es posible que se me haya ocurrido en algún momento renunciar a esto? 
Cómo puede ser que se me haya pasado por la cabeza dejar de sentir tu piel junto a la mía? 
Cómo se me ocurrió que podría dejar de lado lo único que me resulta dulce y sin culpas? 


Amo tu piel acariciando la mía,
que seamos dos animalitos abandonados a nuestros instintos por unas horas mágicas,
que nos besemos hasta el alma en el intento de retenernos para siempre en el mismo cuerpo,
que nos digamos te amo cuando todo acabe.



Te amo, amor. 
Mi dulce y sexy príncipe azul. 

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Son las ideas que caen en mi mente gastada,
que por mis hombros resbalan,
enredadas en mi cabello,
pero no se caen si no que se quedan
en mi pies pegadas,
impidiendo que que me mueva,
que avanze, que salte o que frite.

Son ideas que lastiman, que queman,
pero no puedo vivir sin ellas,
aunque ellas no me dejan vivir.