Hay algunas cosas que por más que intentemos olvidarlas
siempre estarán ahí,
en algún lado de nuestras mentes, escondidas, esperando a atacarnos aún a nuestro pesar.
Son cosas con las que debemos convivir cada día,
como lo hacemos con la comida, con la respiración, con la sed y con el hambre.
Aunque, creo, nunca me acostumbraré a esa necesidad que siento cuando el estómago se me vacía y empiezo a sentirme descompuesta porque me falta comida.
No, creo que nunca veré a la comida como algo necesario, y aún así, mi cuerpo se resiste a ese pensamiento.

-Vamos, cuerpo mío, no es para tanto pasar unas horitas sin comer, 
unos días sin comer... 
Toda la vida sin comer. 

3 comentarios:

  1. Ánimo, me encanta la forma en que te das ánimo a ti misma ¿qué mejor que eso? Así puedes seguir, y claro que puedes, si se puede...
    Besos

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  2. El cuerpo es una maquina, y las maquinas jamas funcionan solas, siempre tiene que haber un equilibrio, piensalo! que las cosas no te superen

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  3. Adoro tus letras son tan llenas de razón (':
    El hambre no se sacia tan solo con comida...

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Son las ideas que caen en mi mente gastada,
que por mis hombros resbalan,
enredadas en mi cabello,
pero no se caen si no que se quedan
en mi pies pegadas,
impidiendo que que me mueva,
que avanze, que salte o que frite.

Son ideas que lastiman, que queman,
pero no puedo vivir sin ellas,
aunque ellas no me dejan vivir.