Me dejaste picando el perfume de tu boca en los labios, 
me dejaste queriendo más
aunque sé que no se podía en el momento... 
Me dejaste con deseo... 
Y aunque sé que mañana tenemos revancha, 
es duro (justamente) tener que esperar para saciarme. 





Te amo, lo sabes. 
Te deseo aún más. 

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Son las ideas que caen en mi mente gastada,
que por mis hombros resbalan,
enredadas en mi cabello,
pero no se caen si no que se quedan
en mi pies pegadas,
impidiendo que que me mueva,
que avanze, que salte o que frite.

Son ideas que lastiman, que queman,
pero no puedo vivir sin ellas,
aunque ellas no me dejan vivir.