Hace cuánto que no te veo?
No sabes cuánto te extraño, cuánto necesito tu piel junto a la mía, 
cuánto deseo tu perfume dentro de mi boca cada vez que me besas, 
cuánto deseo poder tomarte la mano siempre que quiera, 
cuánto extraño poder caminar delante tuyo, sabiendo que 
cuando me de la vuelta seguirás ahí todavía. 

Pero hoy te veo, y cuando te vea, todo va a ser distinto.
Volveré a ser feliz, volveré a estar bien, y hasta la alergia que he cargado estos días se irá mientras dure mi visión de lo más perfecto que existe: VOS. 
Y no solo eso...

Imagino la escena en tu cuarto, con la luz apagada, conmigo enfundada en alguna lencería que de seguro me quedara ridícula, pero en ese momento no me va a importar. Y con vos, sin saber bien qué pasa o qué voy a hacer.
Te voy a quitar la ropa con brusquedad, con dulzura sin embargo, y con la lentitud suficientemente como para que el corazón se te vaya acelerando, espectante.
Te voy a desnudar, y no te voy a dejar tocarme.
Te voy a besar lentamente cada centímetro de tu piel. Voy a acariciar toda tu piel con cada célula de mi cuerpo. Voy a recordarte una vez más, porque hace tanto que no te tengo que tal vez me haya olvidado de vos. Aunque, es imposible: nunca te confundiría con otra persona.
Cuando hayas sufrido lo suficiente, te voy a dejar tocarme, acariciarme o lo que desees.
Pero como yo voy a ser la dueña, yo te voy a guiar a donde te quiera tener, y sobre vos, voy a llegar al cielo.


Una sola cosa le va a dar sentido a todo lo que mi cuerpo va a hacer con el tuyo, y te lo voy a decir al acabar, cuando me haya saciado de tu piel (si es que eso es posible): te amo. 
Te amo, Ale. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario


Son las ideas que caen en mi mente gastada,
que por mis hombros resbalan,
enredadas en mi cabello,
pero no se caen si no que se quedan
en mi pies pegadas,
impidiendo que que me mueva,
que avanze, que salte o que frite.

Son ideas que lastiman, que queman,
pero no puedo vivir sin ellas,
aunque ellas no me dejan vivir.